San Felices de Buelna ha rendido homenaje popular al que fue su alcalde durante 24 años, José Antonio González Linares, al cumplirse un año desde que anunció que dejaba la primera línea de una política que, reconoce, nunca le gustó.

En San Felices de Buelna tienen claro que fue, como regidor, el artífice de un vuelco total en un pueblo que ahora le ha agradecido públicamente esa labor.

¿Qué le pareció el homenaje?

Me hizo mucha ilusión el reconocimiento de mi pueblo. Cada día estoy más orgulloso de haber nacido en San Felices de Buelna, unos vecinos que siempre me han apoyado, primero en mi etapa de ciclista, luego como alcalde. Siempre me he sentido muy arropado, así que imagínate ahora.

Cuando se bajó de la bicicleta, ¿en algún momento pensó en llegar a la política?

No, nunca pensé en la política, nunca. La política nunca se me pasó por la cabeza y reconozco que siempre he sido apolítico.

¿Y cómo entró en ese mundo?

Un día mi amigo Bardy me citó en el Restaurante El Manjón de Barros y allí estaban Miguel Ángel Revilla y Javier López Marcano. Poco a poco la conversación fue encaminándose a pedirme que me presentara por el PRC.

¿Se lo tuvo que pensar?

Bueno, en ese momento les dije que ni hablar, que quería mucho a mi pueblo y a mi tierra, pero no me veía para nada en política.

Pero terminó aceptando.

Sí. Tardé unos días y al final acepté, aun no sé muy bien por qué. Pero, como he hecho todo en mi vida, al aceptar me comprometí a trabajar en firme. Y lo hice.

Y llegaron las elecciones.

Se me hizo largo, sobre todo porque noté que la gente nos veía con recelo. Aun así tuvimos dos concejales de once. Al día siguiente la Asociación de Vecinos, que tenía tres, me ofreció la Alcaldía. Ahí comencé a pensar que podía ser alcalde. Más cuando el PP también me ofreció su apoyo.

¿Cómo fue su entrada en política?

No lo plantee así, sino como un trabajo por mis vecinos, y fue fácil al principio, porque yo había llegado a un acuerdo previo con Revilla para presentarme: yo ofrecía trabajo y exigía apoyo en Santander. Lo primero fue la plaza de Rivero y, lo más importante, restaurar la torre Pero Niño, que había sido un imposible.

Nosotros sí creíamos en ello, como en tantas y tantas obras que se hicieron desde entonces.

Obras y servicios, ¿no?

Había mucha necesidad de mejorar servicios como el alumbrado o el suministro de agua. En verano no podíamos ni ducharnos con tranquilidad, ni las empresas tenían agua. Ese fue uno de mis objetivos y se
consiguió, renovando toda la tubería, no hay ni un metro antiguo, ni un tubo de fibrocemento, y el agua llega a todos los hogares, estén donde estén, aunque sea en pleno monte. Incluso hemos dejado San Felices de Buelna preparado para una promoción de 500 viviendas más.

Y llegaron las super mayorías.

A partir de los primeros cuatro años los vecinos vieron el cambio y el apoyo fue total. Hace unos días me senté en lo alto del pueblo, miré y yo mismo me quedé sorprendido. Veía el colegio, plazas, carreteras, el pabellón, el parque de Tarriba.

¿Qué no pudo hacer en 24 años?

La reconstrucción del histórico Puente Colgante. Se empezó a hablar de la famosa ronda de circunvalación y ahí se quedó. Me dijeron que no podíamos hacer el puente porque la variante ya incluía uno. Si no les hubiera hecho caso tendríamos el puente.

¿Cuál es su obra estrella?

La nueva carretera comarcal, sin duda. Y eso que me dijeron que era una gran inversión y que quizá no se podría hacer, pero fui a Santander y puse mi dimisión sobre la mesa de Revilla, si no me hacían la obra me iba. La carretera se hizo salvando muchos obstáculos y es lo mejor que tenemos en el pueblo.

¿Se habló de que hubo partidos que le tentaron?

Si, a mí me llamo Nacho Diego, entonces líder del PP, con el que tengo aún una muy buena relación. Nos tomamos un café en Puente Viesgo y allí me ofreció el puesto que quisiera, pero le respondí que sería una falta de respeto dejar a Miguel Ángel Revilla, que me había dado todo. Pero si Revilla no hubiera estado me habría ido con Diego, era un partido que me gustaba.

¿Le ofreció el PRC ser el número uno en Los Corrales de Buelna?

Si, Revilla y Marcano me pidieron que me presentará en Los Corrales de número uno y les dije que no, que no podía traicionar a mi pueblo, a San Felices.

¿Le sobró su último mandato?

Sin duda, presentarme fue el peor error de mi vida política, me trajo muchos disgustos. Estaba ya muy cansado, de hecho, le había dicho a Revilla que no seguía, pero fui a su despacho y me pidió de todas las formas posibles que continuara. Me conmovió y seguí con el compromiso de dejarlo en dos años. Luego pasó lo que pasó y no pudo ser, tuve que seguir hasta el final. Fue un error.

Una legislatura con un poco de todo.

A veces se piensa que lograr muchos concejales está muy bien, pero no suele ser una balsa de aceite, hay mucha tensión. En esa última legislatura tuve un desencuentro definitivo con uno de mis concejales, llegó la enfermedad de mi mujer, la mía. Fue horrible vivir esa etapa. Me sobraba, sin duda, y me ha quitado mucha salud.

Suele ser complicada la sucesión en política.

Estuve mucho tiempo pensándolo y resulta que le tenía a pocos metros de mi casa. En cuanto hablé con José Antonio Cobo supe que era lo acertado. Eso sí, tendrá que aprender mucho, porque ser alcalde no se estudia en ninguna academia y le falta experiencia, pero aprenderá, estoy seguro y me siento orgulloso.

Mi consejo para él y para todos es que hay que saber preguntar, escuchar, trabajar e insistir, porque nada es imposible.

¿Le llama mucho?

No (se ríe), lo justo. Me doy muchos paseos, hablo con los vecinos, estoy al día, y en cuanto veo algo que no está bien le informo.